La ya perenne situación precaria de las cárceles venezolanas, presente desde hace décadas en dichos recintos, se ha multiplicado exponencialmente durante los últimos trece años.
No aplicación de beneficios procesales, prohibición de visitas, hacinamiento en condiciones infrahumanas, casos de corrupción flagrante entre el personal de custodia, retardos injustificados en los procesos judiciales, los cuales provocan que muchas personas permanezcan recluidos a la espera de sentencia, incluso por períodos mucho mayores a los que se les podría haber condenado. Sigue leyendo