Vasco Da Costa es un ciudadano venezolano que viene sufriendo desde hace tiempo la persecución y acoso por parte del gobierno venezolano debido a sus irreductibles posiciones de crítica y desacuerdo con su gestión.
Al momento de redactarse este artículo permanecía encerrado en la cárcel venezolana El Rodeo II y a la espera de audiencia en el tribunal que lleva su causa judicial, diligencia que se ha diferido en diversas ocasiones. La última prevista para el 15/12/14 y ahora pospuesta para el mes de enero, lo cual ocasionará que Da Costa permanezca prisionero durante las fiestas navideñas y de fin de año.
Hace ya unos años, concretamente el día 26/07/2007, en la ciudad de La Victoria, este venezolano fue víctima de los grupos violentos pro-oficialistas. Mientras participaba en una ofrenda floral en la plaza Bolívar de esa localidad, un grupo de cinco sujetos identificados con los colores y emblemas del chavismo arremetieron a golpes contra Da Costa y le causaron heridas de diversa consideración que ameritaron atención médica. La denuncia correspondiente quedó sin ser atendida por las autoridades.
Con motivo de las manifestaciones estudiantiles ocurridas a inicios de 2014 en distintas ciudades venezolanas, Da Costa volvió a ser víctima de una acusación por parte de los órganos de seguridad estatales.
Da Costa explicaba lo ocurrido en el momento de su detención a través de un artículo publicado en el diario «El Nacional» el día 23/09/14:
Efectivamente, el 24 de julio del 2014 estaba tomando café en la panadería al lado de mi casa, en El Paraíso, Caracas, y llega un comando del Cicpc, me trasladan a la División Contra el Terrorismo de la entidad y un fiscal de apellido Villafranca me dice que estoy detenido “in fraganti” por terrorismo. Me encuentro que dos amigos míos, Efraín Ortega y José Luis Santa María, estaban también detenidos y constato que fueron también torturados, al igual que una muchacha que no conozco y que fue la más brutalmente torturada, de nombre Araminta y que ellos llaman “la explosivista” por ser licenciada en Física y Química.
Pasé 24 horas esposado a una silla y posteriormente un calvario judicial, Palacio de Justicia de Caracas, Circuito Penal de Guarenas y Centro de Detención del Cicpc. Es lamentable ver que una policía que otrora tuvo prestigio hoy se presta para una burda persecución política; ellos mismos, viendo que no hay nada, pero obedeciendo servilmente a la tiranía comunista por temor a represalias.
Ya han pasado tres jueces y cuatro fiscales, volviendo otra vez al mismo Villafranca, ninguno se ha querido pronunciar por miedo frente al poder represivo del Estado que se lanzará contra ellos si no me acusan de terrorismo en un expediente que no tiene nada.
En este momento estamos presos, en un limbo judicial y sufriendo el terror de Estado frente a una Fiscalía y Poder Judicial serviles, cómplices, pusilánimes y sometidos a la tiranía socialista.
La hermana de Da Costa, Ana, informaba lo siguiente en meses pasados:
«La audiencia de Vasco, que ya fue sobreseído en octubre, es diferida de forma rocambolesca y cínica para el 20 de enero, no siendo suficiente se encuentra en la celda de castigo en el Rodeo II, por decisión arbitraria del gobierno, (debe ser el regalo de Navidad) desde la medianoche de ayer, sin agua, sin luz, sin medicinas, comiendo en el piso y pretenden dejarlo hasta enero.»
Este es uno de los numerosos casos existentes en Venezuela, paraíso de los Derechos Humanos, donde el gobierno hace uso de los tribunales de justicia para violentar la integridad personal y perseguir a ciudadanos en base a su posicionamiento político.